Mediante la endodoncia se extrae, en parte o en su totalidad, la pulpa del diente y se sella el conducto pulpar. Por eso se le suele denominar a este procedimiento como tratamiento de conductos.
La pulpa es la parte más interior del diente. Está compuesta por un tejido blando formado por los nervios y vasos sanguíneos. La parte del conducto que se encuentra en el interior de la corona es lo que se llama la cavidad pulpar; si nos referimos a la raíz del diente, que va conectado al hueso maxilar, se le denomina conducto reticular.
La endodoncia se realiza cuando hay una infección de la pulpa, que provoca su necrosis. Pueden ser varias las causas que pueden provocar esta infección: caries, traumatismos, erosión de las piezas dentales por roce entre ellos, e incluso la forma en la que se hayan realizado tratamientos dentales anteriores.
La endodoncia es un tratamiento especializado que requiere de una técnica concreta y una intervención que exige pericia.
El procedimiento de la endodoncia se realiza en varios pasos:
- Anestesiado de la zona.
- Agujereado de la corona del diente para tener acceso a la pulpa.
- Extracción de la pulpa.
- Limpieza del conducto.
- Obturación y sellado del conducto.
- Sellado de la corona y reconstrucción provisional.
- Medición para la realización de la corona definitiva.
- Reconstrucción final y colocación de la corona definitiva en unas semanas.
El efecto final es que el diente sobre el que se haya actuado quedará completamente insensibilizado, porque se le ha extraído el nervio, y aislado del resto del organismo.